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Mascaras




Nunca se termina de conocer a una persona…es verdad, y más cuando muchas de ellas van por la vida llevando unas mascaras que ocultan su verdadero ser, es decir, no son lo que vemos si no lo que ocultan, y pasan tanto tiempo de sus vidas fingiendo ser diferentes, que terminan creyéndose ese personaje inventado, olvidando su esencia, su real personalidad; sin darse cuenta de lo agotador e ilusorio que significa esto.


Vayamos a la práctica: si empezamos a mirar con detenimiento a las personas que nos rodean, amigos, familiares, compañeros de trabajo, etc, notaremos que muchos de ellos, tienen diferentes comportamientos dependiendo del lugar y con quien se encuentren, ojo! No me refiero, a comportarse igual en una disco que en la oficina; profundicemos, y por qué no, echemos un vistazo hacia nosotros.


Me parece genial tratar de modificar ciertos aspectos de nuestra forma de relacionarnos con los demás si no son agradables o nos causan problemas, pero de hacerlo, estaríamos corrigiendo, sanamente trabajando para ser mejores, lo que no quiere decir, tratando de ser otra persona.


Como se forman estas mascaras?… hay varias causas, pero en este momentos, nos detendremos, en una de ellas, las generadas por el dolor, el dolor en sus diferentes facetas. Algunas, se crean debido al sufrimiento por amor; el engaño, la decepción, suelen ser causantes de estas pesadas mascaras que algunos acarrean. A veces nos entregamos a una gran amor, y al salir lastimados, sentimos tanto dolor, tanta furia, que se transforma en miedo, miedo a volver a sentir ese mismo dolor.


La consecuencia?…fabricamos una mascara, que nos impide “enamorarnos”, como es esto?… simple, dejamos de abrirnos al amor, escondiendo nuestros verdaderos sentimientos, como una estrategia para protegernos; de que?…de enamorarnos otra vez. Obviamente, la mentira no sirve, y como dijo un amigo, “Negarás engaño, a quien huye de la verdad?”; esta pesada careta, o bien, puede caerse, por su propio peso, cuando las chispas de amor empiecen rasgar nuestra mascarilla, o sea, cuando paso a paso nos dejamos llevar por las emociones mas profundas y reales; o en el preciso instante en que nos miramos al espejo, y lo que se refleja en el, nos resulta un perfecto desconocido.


He aprendido que al amor no se consigue razonando, se disfruta o padece, pero sería una necedad perderse de experimentarlo.


Otro gran disfraz que solemos usar, es aquel que nos imponen, cuando los demás, llámese, pareja, amigos, padres, etc., pretenden que actuemos, como ellos consideran que debiéramos o, peor aún, como ellos quieren. Pero, acaso quien vive nuestra vida, si no somos nosotros?, aceptar al otro, no es una forma de quererlo?, y negar lo que somos, no es perjudicial para nuestra salud?…si, si, y más si, el o los que nos quieren, deben aceptarnos, con nuestras virtudes, e imperfecciones, porque, amigos, eso somos, seres humanos, con todo lo que eso conlleva, tener una personalidad, carácter, complejos, mañas, temperamento, etc., o sea, somos un enorme paquete, somos lo que somos, quien quiera comprarnos, debe hacerlo en su totalidad, no se aceptan cuotas.


Moraleja: Las mascaras suelen dejarnos secuelas importantes, además que muchas veces debemos pagar un precio demasiado alto como consecuencia


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