Hace unos días viajando en el subte, donde no hay ventanas
al exterior, uno tiende a distraerse mirando a las personas que nos rodean.
Este caso particular, mi mirada se dirigió hacia un hombre, que no era Brad Pitt
pero no podía dejar de mirar. En su cara, mejilla izquierda, una cicatriz
asomaba, bastante grande por cierto; pero no era la razón de contemplarlo, es
decir no me detenía en la marca , sino en su sonrisa. Hablaba animadamente con
una señora y en su rostro se dibujaba una amplia sonrisa que iluminaba todo su
rostro , lo que prevalecía era la simpatía, se vislumbraba amabilidad y
simpleza, increíble como algo tan simple como una mueca ocultaba semejante
cicatriz.
Obvio después de un rato voltee mi vista hacia otro sector
del subte (para evitar ojearlo jajaja), y reflexione acerca de que miramos
cuando miramos, si todas las personas que viajábamos ese dia veían lo que yo
advertía en ese joven. Quizas si, ojala que si; ojala todos contempláramos a
los demás con otros ojos, con ojos de
bondad, detenerse en lo que brilla, enfatizar en la belleza de lo imperfecto .
Abramos bien los ojos para ver mejor.
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