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Rebeldes con causa

Hace unos días una amiga me contaba sobre sus clases de manejo; después de muchos años se decidió: “Voy a comprar un auto pero antes debo aprender a manejar”. Su padre seria el instructor; las clases fueron excelente, siguiendo al pie de la letra cada lección sin objetar, acatando cada norma sin dudarlo; llegando al fin del entrenamiento  su padre la felicito: “Has sido una excelente alumna, cumplido cada una de las pautas sin desobedecer, en cambio, tus hermanos, a los que enseñe también,  fueron terribles, doblaban donde querían, aceleraban sin razón o recuerdo cuando esquivaron a la vecina y casi se topan con el buzón de la esquina”.

Al escuchar el relato de mi amiga, pensé, que bueno el reconocimiento de su padre elogiando su desempeño; pero mas tarde recordando cada una de sus palabras y llevando estas clases a un nivel superior,  a la enseñanza de nuestros padres a lo largo de nuestras vidas, repare en  que seguir las reglas es sano mas ser rebelde muchas veces te conduce hacia lo nuevo, a tu autentico ser, es inevitable desobedecer al maestro en ciertos momentos, desviarse del  camino para hacer el personal, no siempre siendo obedientes se llega al objetivo individual, a veces es preciso  frenar de golpe o doblar para otro lado (ojo con la vecina jaja) nos hace libres, ganamos en experiencia, en caminos recorridos. Aquí no se trata de ser un loquito fuera de la ley, se trata de aprender y sumarle lo propio, que se va puliendo con “nuestros” aciertos  “nuestros” errores, de “nuestras” vivencias.

Ojo! No alzo  la bandera de la anarquía pero si de sacudirnos de la obediencia extrema, o también llamada: sumisión, acatamiento, subordinación y sometimiento. Seamos rebeldes, que nuestra vida este repleta de vivencias que nos pertenezcan no las heredadas.

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