Cuando conocemos nuestras cartas y sabemos que el contrincante alguna vez hizo trampa, vale la pena retomar el juego?
Se trata de una revancha?...
arriesgarse a algo no tan nuevo, con
alguien que nos lastimo una vez, en una
circunstancia y tiempo diferentes.
Los años pasaron, distintos
caminos nos separaron, la experiencia hizo que evolucionemos, como dijo Pablo Neruda
“Nosotros los de entonces ya no somos
los mismos”; por lo tanto me lanzo a la aventura presintiendo que las consecuencias pueden ser
crueles o hacer borrón y cuenta nueva?...
Lamentablemente no contamos con una bola de cristal para conocer que
nos deparara el futuro, solo lo sabremos transitando el presente, y lentamente,
no conviene apresurar las cosas, ya se,
me van a decir que “el que espera desespera”, y les contesto que el que “el que
se apresura se estrella contra el piso”, asi que si no quieren tener un
chichon, les aconsejo el tilo. La ansiedad es la peor consejera.
Entablar una nueva relación es una total incógnita para ambos, una página
en blanco donde se inicia un enamoramiento; en cambio un recomenzar, es volver
a abrir ese libro que estaba guardado en el fondo de un cajón y atreverse a
replantear el desenlace.
Algunos afirman que “segundas partes nunca fueron buenas” otros “mas
vale malo conocido que bueno por conocer”, por mi parte prefiero una frase que
una vez me enseño una amiga “Mas vale
arrepentirse de algo que hiciste, que de algo de dejaste de hacer”, es decir,
reabrir esta historia implica asomarse a lo incierto pero con un poco de
conocimiento, darse una segunda oportunidad, con recelo, obvio, no podemos
olvidar el pasado, pero también con confianza.
Se que intimida exponer las viejas heridas, pero si lo estoy pensando
significa que el final no era definitivo, solo lo sabre si me animo, asi que
Avanti!
Ah! como dice una canción de
Mambrú “ de lo bueno no siempre he aprendido”.
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